¿Qué es un TAC simple?
Una tomografía axial computarizada (TAC) es un escáner médico que emplea rayos X y un procesamiento informático para producir imágenes transversales y detalladas del interior del cuerpo del paciente.
Este se tumba en una superficie que se desliza a través de un aro giratorio que emite rayos X. Un técnico capta las imágenes y un radiólogo las interpreta. En ocasiones es necesario administrar un contraste vía oral o itravenosa para mejorar la visibilidad de los órganos o vasos.
¿Por qué se realiza?
Un TAC se utiliza para estudiar estructuras internas, tales como huesos, pulmones, abdomen, cuello o cerebro. Permite diagnosticar tumores, hemorragias, fracturas o afecciones vasculares de forma rápida y precisa.
Preparación para un TAC simple
La preparación para un TAC dependerá del estudio que se tenga que hacer al paciente: si se requiere de contraste, se debe acudir en ayunas a consulta, así como comunicar alergias, cualquier problema en la función renal o si el paciente toma metformina. En algunas exploraciones se pide tomar contraste oral o agua. Los especialistas indicarán al paciente que se retire joyas o ropa metálica y posiblemente le facilitarán una bata desechable para que se ponga, antes de entrar a la sala de rayos X.
¿Qué se siente durante la prueba?
El TAC es totalmente indoloro. Solo se pide al paciente que permanezca inmóvil. Si se usa contraste intravenoso, puede provocar un sabor metálico, calor, picor o ligeras molestias, que suelen desaparecer pronto.
Interpretación de resultados anormales
Un radiólogo analiza las imágenes y emite un informe detallado. En caso de hallazgos anómalos, se clasificarán según gravedad y es posible que se recomiende al paciente realizarse estudios adicionales o derivación a especialistas para continuar con el diagnóstico.
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